domingo, 3 de noviembre de 2013

HALLOWEEN (con cierto retraso)

Vuelvo a la carga, no sé cuántos meses después.

Ha pasado el verano; un verano cargado de playa, tiempo libre, libros, disfrute de las niñas, ciertos sobresaltos, y cómo no, con algunas labores que tenía pendientes, y que poco a poco voy acabando.

Ya ha llegado el frío, bueno, aquí es mejor decir que ya se ha ido el calor, y no lo llevo bien porque odio el frío (sí, sí, prefiero los 40º "malditos" de esta ciudad en verano que el frío; rarita que es una); y lo que peor llevo es el cambio de hora... eso de que se haga de noche tan pronto no me agrada nada. Pero para sobrellevarlo mejor intento mantenerme ocupada en esas horas clave: he vuelto a mis clases de italiano, intento leer un poco mientras estoy pendiente de los deberes de las niñas, y le he estado dando un poco de trabajo a la máquina de coser.

Y llegó Halloween. Una fecha un poco controvertida. Con detractores por todos lados: que si es una americanada, que si qué es eso de vestirse de monstruitos.... En fin, cada cual es libre de divertirse como le plazca. Nuestros hijos (incluso también nosotros) han crecido viendo películas en las que se celebra Halloween. Lo ven algo natural; les gusta reunirse con amigos, disfrazarse de cosas monstruosas, dar miedo a los abuelos, escucharles decir ¡¡pero qué disfraz más feo!!!; entrar en casas del terror, hacer fiestas de pijamas en casas llenas de arañas, calabazas, murciélagos....

Y a mí, que dicho sea de paso, me encantaría pasar una noche de Halloween en cualquier ciudad americana, no se me ha ocurrido otra cosa que sacar por fín del baúl de los recuerdos un panel que compré hace muchos años. Unas horas de máquina de coser, guata, y lana, y desde ayer ya tenemos a nuestra Brujita Willa con su gatito Salem entre nosotros.



WILLA Y SALEM

Estaréis de acuerdo conmigo que mucho susto no da; más bien da ternura